Chuparse el dedo, también conocido como succión digital, es un hábito común e inofensivo durante la infancia y la niñez temprana, que consiste en la succión de los dedos, generalmente el pulgar, el cual ocurre hasta en el 46% de los niños entre 2 y 4 años de edad. A pesar de ser común durante el desarrollo de los pequeños, ha demostrado llegar a ser un riesgo para la salud cuando persiste de forma crónica después de los 4 años.
A pesar de que se presenta principalmente con el dedo pulgar, este hábito puede darse también con cualquier otro dedo o varios a la vez. Esta costumbre, combinada con la succión de otros objetos es conocida como succión no nutritiva.
En este artículo, te mostraremos por qué ocurre, cuáles son sus consecuencias, y qué podemos hacer para ayudarte.
¿Es normal chuparse el dedo?
Como ya describimos, chuparse el dedo es un hábito común que ocurre en un alto porcentaje de niños en el mundo, el cual es inofensivo siempre y cuando sea un hábito eventual que desaparezca antes de los 4 años de edad.
Su origen no ha sido determinado con exactitud, aunque se les relaciona frecuentemente a factores de estrés, y actualmente es aceptado como un reflejo natural que puede ocurrir incluso en el vientre de la madre.
Después de nacer, la succión es una de las primeras funciones que desarrolla un bebé. Para ellos, chupar el pecho de la madre o el biberón no solo representa un hábito alimenticio, sino que desempeña una función complementaria para el desarrollo de la musculatura, los maxilares y el cerebro del bebé.
Durante los primeros meses y años de vida, la mayoría de los bebés desarrolla la succión digital como un hábito de exploración y de satisfacción, chupando el pecho de la madre, chupetes, dedos, e incluso las equinas de mantas o la ropa.
Seguramente has visto como muchos bebés se llevan todo tipo de cosas a la boca, y la razón de ello es que, física y psicológicamente, esa es su manera de explorar el mundo. De esta forma, la succión se convierte en una función de adaptación para los niños, mejorando el funcionamiento independiente (su individualidad). Por otra parte, la succión no nutritiva también permite a los más pequeños librarse del aburrimiento cuando no están siendo cargados o alimentados, alivia la ansiedad y el estrés, les brinda una sensación de seguridad cuando están lejos de sus padres, y les permite calmarse a sí mismos cuando se lastiman, enferman o están molestos.
No obstante, a medida que los niños crecen, chuparse el dedo va perdiendo su valor adaptativo y se convierte en un hábito inconsciente, pudiendo afectar la salud de los niños de forma moderada o severa y, posteriormente, afectando la calidad de vida en la juventud y la adultez.
¿Cuáles son las consecuencias de chuparse el dedo de forma prolongada?
Como hemos mencionado anteriormente, chuparse el dedo puede tener resultados dañinos cuando persiste luego de los 4 años de edad. Los daños que causa se deben a la presión constante de la succión sobre el hueso, la lengua, el paladar y los dientes.
La severidad de los daños dependen en gran medida del tiempo de duración del hábito, la frecuencia con la que el niño se chupa el dedo, y de su intensidad. Por ejemplo, un niño que simplemente se lleva el dedo a la boca de forma eventual y por poco tiempo, sufrirá menos daño que uno que lo hace inconscientemente día y noche de forma intensa.
Por otro lado, chuparse el dedo se ve acompañado en muchas oportunidades de otros hábitos compulsivos como halarse el cabello y/o los lóbulos de las orejas, morderse las uñas, y morderse los labios u otros objetos, los cuales que pueden llevar a otras complicaciones.
Chuparse el dedo de forma crónica y prologada es uno de los hábitos orales deformantes más frecuentes en niños. Las principales consecuencias de la succión digital prolongada son: la maloclusión dental, la mordida abierta anterior, los diastemas, las malformaciones maxilares, la respiración bucal, y los cambios en la lengua y el paladar.
La maloclusión dental es la alteración de la relación y el engranaje de los dientes del maxilar superior con los del maxilar inferior. Puede ocurrir debido a muchos factores, dentro de los cuales, uno de los más importantes es la succión digital junto con otro tipo de hábitos deformantes, conduciendo a los niños y jóvenes a requerir tratamientos de ortodoncia en el futuro.
La mordida abierta anterior es una de las principales consecuencias de chuparse el dedo de forma prolongada, y consiste en la inclinación de los dientes anteriores hacia afuera, creando una apertura en la zona anterior durante la mordida, la cual afecta la estética del paciente, así como la fonética (la generación de sonidos durante el habla) y la deglución (la habilidad de tragar correctamente). A diferencia de la maloclusión, solo afecta los dientes de adelante, pudiendo desarrollar la necesidad del uso de aparatos removible como de ortopedia maxilar interoceptiva, ortodoncia, e incluso procedimientos quirúrgicos correctivos en los casos más graves.
Chuparse el dedo también tiene como consecuencia la creación de diastemas dentales, que no son otra cosa más que separaciones entre los dientes, los cuales pueden causar problemas de estética, mordida y fonación, llevando a la necesidad tratamientos estéticos como las carillas dentales y ortodoncia.
Adicionalmente, chuparse el dedo puede producir daños mucho más severos en la boca, especialmente en aquellos casos donde el hábito comienza a temprana edad y se presenta con una intensidad alta. En estos casos, la succión digital puede conducir a un desarrollo alterado de los maxilares, pudiendo causar expansión del maxilar, respiración bucal, cambios en la formación de los huesos de la cara, y problemas en la articulación temporomandibular.
Finalmente, se ha demostrado que, ante el hábito persistente, la posición del pulgar puede causar alteraciones sobre el paladar, así como cambios en la posición y forma de la lengua, creando trastornos del habla. También se ha demostrado que chuparse el dedo puede ocasionar problemas de conducta y autoestima debido a los cambios estéticos y/o morfológicos, pudiendo desencadenar problemas psicológicos mucho más severos.
El uso de los chupetes y sus consecuencias
Muchos padres creen que la mejor manera de evitar la succión digital es reemplazándola con el uso de un chupete u otro objeto similar. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que el uso de chupetes, también llamados pacificadores, tienen efectos similares en la boca de los niños, aunque mucho menos agresivos.
Por otra parte, aunque bien el uso del chupete puede usarse durante una transición para eliminar el hábito, no es recomendable alentar su uso, especialmente en niños de edad escolar.
¿Cómo evitar chuparse el dedo?
La mayoría de los niños dejan de chuparse el dedo por su propia cuenta cuando están entre los 2 y 4 años de edad. Conforme pasa el tiempo, el hábito se desvanece progresivamente a medida que el niño desarrolla su individualidad y explora sus entornos.
Afortunadamente, la mayor parte de los cambios o alteraciones de los dientes y maxilares causados por chuparse el dedo son reversibles si el hábito se detiene en el período antes mencionado. Por el contrario, si el hábito no se detiene, es posible que los padres, en conjunto con el pediatra y el dentista, tengan que trabajar para evitar sus consecuencias futuras.
La Asociación Dental Americana (ADA), y nosotros en la Clínica Dental Consuelo Flores, sugerimos tomar las siguientes medidas en casos que el hábito no se detenga:
- Los padres deben desalentar el hábito una vez el niño esté cerca de los 4 años de edad. Sin embargo, no debe hacerse demasiada presión para evitar reacciones opuestas.
- En lugar de reprender al niño por chuparse el dedo, se debe premiarlo por lo no hacerlo.
- Los padres y profesionales deben enfocarse en abordar y disminuir la causa de la ansiedad o del estrés, los cuales normalmente desencadenan el hábito.
- Se debe buscar premiar al niño cuando evite chuparse el dedo durante periodos difíciles, como cuando está lejos de los padres o se lastima de alguna forma.
Enseñar sobre las consecuencias de chuparse el dedo, así como alentar el abandono de la costumbre son parte fundamental para educar a los niños sobre la succión digital, haciéndoles entender los beneficios de unos dientes y huesos sanos.
En los casos donde los acercamientos anteriores no funcionen y el hábito persista, los padres pueden recordarles a los niños colocándoles tiritas al dedo, cubriendo la mano con un guante al dormir, y/o colocando un esmalte de uñas especial con mal sabor.
¿Cuándo y cómo debe tratarse la succión digital?
Casi todos los casos de succión digital en niños son inofensivos, limitados, y no requieren la intervención directa de los padres o profesionales.
Sin embargo, como hemos mostrado a lo largo de este artículo, chuparse el dedo es un hábito que debe abordarse antes de los 4 años de edad y, en los casos donde las técnicas previamente mencionadas fracasen, un plan de tratamiento debe autorizarse mediante un abordaje profesional de cooperación entre el pediatra y el dentista.
El abordaje odontológico de este hábito se resume al tratamiento de las alteraciones dentales y maxilares que hayan podido producirse con el paso de los años, evocados primeramente al uso de aparatos ortopédicos removibles para los niños y el uso de ortodoncia, ambos con la finalidad de mejorar la estética, autoestima y función del paciente.
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