Quizás has notado que tienes algunos empastes de amalgama en tu boca que con el paso de los años se han vuelto más oscuros, o con tonos muy diferentes al color de tus dientes naturales, y seguro te habrás preguntado: ¿Cómo puede mi dentista quitar empastes metálicos correctamente, cambiándolos por empastes de color blanco y cuándo debe hacerlo?
¡Quédate con nosotros! Que en este artículo te contamos todo lo que debes saber.
Antes que nada, debemos repasar unos cuantos hechos sobre de la amalgama dental como material. Desde los comienzos de la odontología contemporánea en siglo XIX, la amalgama dental ha sido un material sumamente usado por los dentistas en el mundo.
Gracias a su longevidad, resistencia, adaptabilidad en cavidades posteriores, y a su bajo costo en el mercado, las restauraciones de amalgama, también conocidas como empastes de amalgama, han sido un material de elección para los profesionales dentistas por muchos años.
Constituida por una combinación de metales, incluyendo al mercurio, la plata y el estaño, la amalgama dental ha sido extremadamente útil para el dentista por más de 100 años, especialmente cuando las muelas de atrás requieren empastes amplios y resistentes, y también cuando es muy difícil mantener el área seca y el dentista necesita restaurar rápidamente.
Hoy en día, no es extraño encontrar personas con múltiples empastes de amalgama en su boca, algunos de ellos con restauraciones de hasta 10 o 15 años de antigüedad, e incluso más.
Sin embargo, a pesar de todas las bondades de la amalgama, y de su amplio uso por tantos años, los empastes de mercurio tienen 3 grandes desventajas: la carencia de estética del material, la necesidad de reparar al diente (requiriendo eliminar tejido dental sano en algunos casos), y el impacto negativo del mercurio en el ambiente y quizás en el paciente.
Existen dos ideales totalmente contrapuestos respecto a este tema. Por un lado, muchas personas piensan que los empastes de amalgama son tóxicos para el organismo debido a la liberación continuada de mercurio. Respecto a este tema se ha creado incluso una asociación española de afectados por mercurio de amalgamas dentales.
Por otro lado, al contrario de lo que piensan muchas personas, según la Administración del Medicamento de EEUU (FDA), el Consejo de Dentistas Europeo y el Consejo de Dentistas de España la amalgama dental es un material confiable y seguro para los pacientes. Defendiendo que, cuando el mercurio contenido en ella se combina con los demás elementos, se convierte en un material homogéneo y estable, incapaz de causar daño en el organismo. Destacando que hasta la fecha, no hay un solo caso reportado y demostrado de envenenamiento ni enfermedad por tener empastes de amalgama. De echo, la amalgama continúa siendo un material de elección para ciertos casos particulares de determinados países. Sin embargo, desde julio de 2018, en la Unión Europea está prohibido su uso, para determinados pacientes, para garantizar de forma adecuada la gestión de residuos de este material y limitar su contaminación ambiental.
En la actualidad, la principal causa para quitar y reemplazar empastes de mercurio es la falta de estética, la cual es un importante aspecto requerido por la mayoría de los pacientes, seguida por las fracturas del material que generalmente son asociadas a la antigüedad del empaste y su exposición a grandes fuerzas masticatorias.
Otra desventaja importante de los empastes de amalgama, es la coloración que adquieren luego de un par de años. A diferencia de los empastes de resina, que son de un blanco que mimetiza el color natural de los dientes, los empastes metálicos se vuelven oscuros y, cuando necesitan ser reemplazados, suelen requerir eliminar aún más tejido dentario.
Por otro lado, gracias a publicaciones de la Asociación Dental Americana (ADA), países como Canadá y Alemania, recomiendan quitar los empastes de amalgama correctamente antes de la gestación, debido a una serie de estudios que han demostrado la relación de posibles complicaciones del feto con los empastes de mercurio de la madre.
Ante las consideraciones previamente mencionadas, comprendemos que la amalgama dental continúa siendo un material útil para el dentista, con limitaciones estéticas para los pacientes, que requiere cuidados especiales al momento de su remoción y reemplazo, por materiales composites u otros polímeros de contrastada calidad, así como un manejo adecuado de los desechos para evitar contaminación ambiental.
Ahora bien, cuando el paciente requiere el reemplazo de la restauración, y el dentista decide quitar el empaste metálico, debe hacerlo de acuerdo ciertos criterios, con el cuidado adecuado para garantizar no solamente la remoción completa del material, el cual debe eliminarse completamente, sino que debe hacerlo correctamente para no quitar tejido dentario sano y así colocar un nuevo empaste estético, duradero, y exitoso.
El dentista debe estudiar y planificar el caso de cada paciente cuidadosa y rigurosamente. La mayoría de los empastes metálicos fallidos son identificados por medio de exploración clínica bucal o a través de estudios radiográficos y/o tomográficos. La razón de esto es que generalmente el dentista no sabe qué tan profunda o amplia puede ser una restauración hecha por otro profesional, por lo que tomar todas las precauciones es lo más adecuado.
Durante la eliminación del empaste de mercurio, el dentista debe ser muy cuidadoso con los restos del material que está siendo eliminado, cuidado la lengua, las mejillas, la garganta, y al paciente en general a través del uso de rollos de algodón y una correcta cánula de alta succión en todo momento.
Finalmente, al momento de quitar el empaste de amalgama, el profesional verifica que no quede tejido dentario afectado ni enfermo, y prepara la superficie del diente para recibir una restauración estética que bien pudiera ser de resina compuesta o de materiales cerámicos, brindando los mejores resultados estéticos requeridos por el paciente.
Conclusión
En la Clínica Dental Consuelo Flores seguimos un protocolo estricto a la hora de realizar la retirada de una amalgama, para su posterior sustitución por composite u otro tipo de material rehabilitador:
- Contamos con un aspirador de succión de alto volumen, aislamiento con dique del diente para la seguridad del paciente y equipo específico para la retirada segura de amalgamas.
- Se instruye al paciente para que durante el procedimiento respire por la nariz y si no es capaz se le proporciona una fuente alternativa de aire a través de mascarilla nasal.
- Enfriamiento de la amalgama con agua fría previo a su retirada. La retirada de la amalgama y las partículas de mercurio se retiran de forma inmediata en trozos grandes mediante aspiración.
- Se realiza un lavado de boca al paciente durante 30 segundos mediante agua fría y succión. El equipo clínico realiza cambio de material desechable y guantes.
- En todo momento mantenemos el aire de la habitación puro, mediante el uso de un purificador de aire y una adecuada ventilación.
- Procedemos a la restauración del diente colocando un nuevo aislamiento al paciente.